Son uno de los principales motivos de consulta dermatológica y uno de los signos más frecuentes del fotoenvejecimiento. Pero, ¿cuántos tipos de manchas faciales hay? En este post de blog hablaremos de todas ellas, de por qué aparecen y de cómo tratarlas.
Lo primero que debes saber es que hay varios tipos de manchas faciales diferentes o de hiperpigmentaciones. Conocerlas y diagnosticarlas correctamente, es clave para tratarlas. De hecho, un tratamiento inadecuado puede agravarlas y causarnos, incluso, otros problemas cutáneos.
Tipos de manchas faciales
La hiperpigmentación está relacionada con un aumento de la melanina en la piel o por un cambio en la distribución de esta y de los melanocitos, las células que la producen. La melanina es un pigmento presente de manera natural en la piel que nos ayuda a protegernos de la de la exposición solar. Sin embargo, cuanta mayor es esta exposición, más melanina segregan nuestras células favoreciendo la aparición de hiperpigmentación o parches de piel más ocuros. ¿Cuántos tipos de manchas faciales hay? Aquí te explicamos los más frecuentes:
- Efélides o pecas. Son las más fáciles de reconocer. Son pequeñas acumulaciones de pigmento de color marrón y con una forma redondeada. Son muy comunes en las personas con la piel más clara y aparecen en las zonas más expuestas al sol, como la cara, el cuello, los brazos… Se intensifican en verano por el aumento de la exposición solar, pero no entrañan riesgos para la salud.
- Lunares o nevus. Se producen cuando los melanocitos se agrupan en una zona determinada dando lugar a una pequeña mancha, que puede ser de color marrón, pardo o negro. Suelen ser planas, aunque también pueden presentar pequeños relieves. Algunos lunares están presentes en nuestra piel desde el nacimiento, pero otros pueden aparecer con el paso del tiempo. Es importante controlarlos y autoexplorarlos con frecuencia, especialmente en las personas con la piel clara y con factores de riesgo de sufrir melanoma. La clave está en analizar si se produce un cambio de color, forma, tamaño… Aunque se recomienda acudir con cierta periodicidad al dermatólogo para realizar un mapeo corporal y un estudio más detallado de todos los nevus.
- Léntigos simples o solares. Son similares a las pecas, aunque a diferencia de estas no cambian de color con la exposición solar y en ocasiones pueden alcanzar un tamaño superior. Suelen estar relacionadas con el fotoenvejecimiento y también con un cambio hormonal.
- Melanoma. Tienen un aspecto similar al de un lunar, sin embargo presentan un crecimiento asimétrico, bordes irregulares y su color es muy intenso, llegando incluso a presentar tonos azulados. Se trata de un tipo de cáncer de piel muy agresivo. De ahí la importancia de acudir con frecuencia a una revisión dermatológica, especialmente si se presentan otros factores de riesgo. Entre ellos, presentar un alto número de nevus (40 o más), antecedentes familiares, piel y ojos claros…
- Melasma. Es una alteración prácticamente exclusiva de las mujeres (el 90% de los casos son femeninos). Se suele llamar comúnmente paño y su aparición está muy relacionada con los cambios hormonales, de ahí que se presente con mucha frecuencia en las mujeres embarazadas o tras el parto. Existen diferentes tipos, epidérmino, dérmico o mixto y empeoran con la exposición solar.
- Vitíligo. Es una enfermedad de la piel causada por una pérdida de melanocitos y por tanto de melaninca. Se presentan como parches muy blanquecidos y aunque todavía no está claro, se cree que su origen es autoinmune y en ocasiones se relaciona también con problemas tiroideos.
- Pitiriasis alba. Es una enfermedad crónica y benigna de la piel, que suele estar acompañada de dermatitis atópica. Aparecen en la infancia y son una de las manchas más comunes, especialmente en los niños con la piel más oscura. Son unos parches blanquecinos que suelen aparecer en la cara y en el cuello y que se agravan con la exposición solar, los baños en piscinas y algunos jabones.
Tratamiento de las manchas
El paso fundamental para eliminar las manchas no deseadas es establecer un buen diagnóstico. Como ya hemos explicado, hay varios tipos de manchas faciales y cada uno requiere unos cuidados diferentes. Por ejemplo, en el caso de la pitiriasis alba, bastaría con una buena hidratación cutánea. Cuando hablamos de manchas hormonales las terapias tópicas despigmentantes son la mejor opción. Sin embargo, para los léntigos solares, por ejemplo, hay que recurrir a otro tipo de tratamientos como el Láser Qwitch, que es el que obtiene mejores resultados.
Lo más importante es autoexplorar nuestra piel y cuando detectemos alguna mancha nueva, acudir al dermatólogo. Estudiará nuestra piel para ofrecernos un buen diagnóstico y las mejores opciones de tratamiento. ¡Consúltanos! Hasta el 15 de diciembre tenemos un 25% de descuento en el tratamiento láser de las manchas.