LA TÉCNICA
El mecanismo de acción es la alteración mecánica temporal de la piel, el daño médico controlado, pero sin perjudicar la epidermis sana. A su vez, resulta clave el grado de penetración de las sustancias de forma inmediata y profunda en la dermis. Los pequeños daños de las agujas inician una respuesta del fibroblasto en el tejido de la dermis, consiguiendo mayor producción de colágeno (y por tanto retracción de la piel) y mejorando la flacidez. En el caso de las cicatrices, las microagujas las perforan múltiples veces, ablandándolas y difuminándolas.
SUSTANCIAS MÁS ADECUADAS PARA SER APLICADAS
Vitamina C, Retinol, ALA (Ácido Aminolevulínico) junto a PDT (terapia fotodinámica), cuya combinación se usa para tratar la queratosis actínica), Ácido Hialurónico para hidratar, hormonas, factores de crecimiento etc.
VENTAJAS DE ESTE MÉTODO
Las microagujas perforan la piel como el láser fraccionado, pero no causan infección, necrosis ni heridas abiertas, pues la piel perforada se cierra inmediatamente después; por tanto, no hay riesgos, efectos secundarios ni tiempo de recuperación para el paciente: tan solo un suave eritema uno o dos días. En comparación con el láser fraccionado, las agujas pueden lograr que una sustancia como el Ácido Hialurónico y las moléculas grandes penetren activamente hasta la dermis, algo poco habitual con prácticamente ningún método; el láser únicamente abre la barrera cutánea y permite la penetración pasiva, y por lo tanto solo el paso de las moléculas pequeñas y los líquidos. El rodillo, incluso, se puede asociar a la radiofrecuencia con el fin de que esta llegue a las capas más internas y así obtener los beneficios de un láser pero no sus daños o el tiempo de recuperación.