Los errores más habituales en el cuidado facial

Tardamos demasiado tiempo en prestarle atención a nuestra piel. Es frecuente que esperemos a tener algún signo de envejecimiento, como las manchas, o alguna patología, como el acné, para empezar a cuidarla.
Y también es muy habitual que la rutina de higiene y cuidados de la piel que seguimos no sea la más adecuada para nosotros. Por eso, vamos a explicar cuáles son los errores más habituales en el cuidado facial.
Los cuatro errores más graves en el cuidado facial
Son varios los errores que se cometen a la hora de cuidar la piel de nuestro rostro, pero sin duda hay algunos más graves que otros. Nosotros destacamos cuatro:
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- No acudir al dermatólogo. Si te duele una muela, no dudas en acudir al dentista. Si quieres iniciar una dieta, consultas a un endocrino o a un nutricionista. Pero, ¿y qué pasa cuando se trata de cuidar la piel? Es el órgano más grande de tu cuerpo y por eso es muy importante que lo conozcas bien y que sepas responder a sus necesidades. ¿Sabes cuál es tu tipo de piel, si está sana o qué productos? A todo esto responderá tu dermatólogo y te ayudará a diseñar la rutina de cuidados más adecuada para ti.
- La higiene. Esta debe ser la base de cualquier rutina de cuidado facial. Debes limpiar y lavar tu cara dos veces al día, mañana y noche. Lo más importante es que te asegures de no acostarte con restos de maquillaje que puedan obstruir tus poros y dañar tu piel. La clave está en tener un buen limpiador facial y tienes varias opciones: jabones, geles, mousse, agua micelar… También necesitarás un tónico que te ayude a equilibrar el pH de la piel tras la limpieza.
- La hidratación. “Las pieles grasas no necesitan hidratación”. Este es uno de los mayores mitos que existen en torno al cuidado de la piel, especialmente cuando hablamos de aquellas que sufren acné. Todos los tipos de piel, sin excepción, necesitan una buena hidratante. Es más, tu piel puede tratar de compensar la falta de hidratación generando más grasa y agravando el acné. La clave, en este caso, está en elegir la crema o el sérum correctos. Y, una vez más, en este punto es fundamental el papel del dermatólogo.
- No usar fotoprotección. Parece que tenemos muy claro lo importante que es proteger nuestra piel del sol en verano, pero ¿qué pasa con el resto del año? La radiación ultravioleta sigue teniendo un efecto nocivo sobre la piel fuera de la temporada estival. Así que es importante incorporar a la rutina matutina de cuidados faciales una hidratante con factor de protección solar, entre 20 y 50. Y no te olvides de aplicarla también por el cuello.
Otros errores frecuentes de la rutina de cuidados faciales
Además de los anteriormente mencionados, existen otros errores comunes a la hora de cuidar el rostro. Uno de ellos es la falta de constancia. Los tratamientos dermocosméticos requieren tiempo y varias aplicaciones. No existen los milagros. Ningún producto te garantiza una piel sana y bonita con una única aplicación. Por lo tanto, debes ser constante tanto en la limpieza como en el cuidado si quieres obtener buenos resultados.
También es importante que concentres tus esfuerzos en la prevención. Tratar los signos del fotoenvejecimiento, como las manchas o las arrugas profundas, es complicado. Es mejor optar por prevenirlos con fotoprotectores, antioxidantes, fórmulas con retinol, etc. Sobre esto hay un dicho muy antiguo en dermatología: “la piel de los 40 se empieza a cuidar a los 20”. ¡Recuérdalo!
Y no te olvides tampoco de exfoliar tu piel. Cada cierto tiempo es recomendable hacer un peeling o una exfoliación cutánea para eliminar las células muertas y favorecer la regeneración celular. Existen varios tipos: químicos, mecánicos, suaves, profundos… Una vez más, será tu dermatólogo quien determine cuál es el que mejor se adapta a las necesidades de tu piel.